Aún recuerdo aquél correo en el que mi prima me felicitaba por acabar el curso académico. Lo que no recuerdo es que curso concreto era. Por ahí andará, espero, el correo. Porque en esta familia no se tira nada, mucho menos lo que no ocupa espacio físico, sino virtual. Diógenes del siglo XXI.
Quizá lo busque. Es curioso ver las frases que escribieron personas ya fallecidas sobre temas intrascendentes. Hablando del dolce far niente. Sobre la holganza estival. Antítesis del descanso eterno obligado. O la tortura, que nunca se sabe.
Sigue uno, a veces, sin creerse la realidad.
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