...pero me he tirado tres cuartos de hora para rellenar un impreso. Y no por la dificultad del mismo, que no tenía ninguna, sino por esos imponderabes tan simpáticos que tiene la informática y que te hacen quedar como un tontolaba.
Bien. El caso es que tengo que presentar una solicitud para rectificar unos datos que di equivocados. Una vez que hallo el impreso en la marabunta de datos de la red, procedo a su rellenado. Total, que si nombre, apellidos, dni y todas las mil quinientas de rigor, hasta que llego a la dirección de mi casa. Al ir a poner número con su abreviatura, nº, el formulario ha petado, con lo que he tenido que empezar de nuevo. Bueno, no pasa nada. Vuelvo a abrir el formulario.
Lo intento, pero no lo consigo. Por lo visto el navegador se queda pillado, por lo que tengo que cerrar la pestaña y localizarlo de nuevo para volver a abrirla. Bien, vamos otra vez a ello. Pero vuelvo a caer en lo mismo.
Repito la faena, pero esta vez me acuerdo. Pero no me acuerdo de que tampoco los acentos son admitidos, por lo que tengo que repetir el proceso de apertura. No una, ni dos, sino tres veces.
Cuando ya me pongo al meollo de al cuestión y recuerdo no poner acentos a pesar de ser un documento oficial de una consejería es la letra ñ la que me traiciona. Con lo que vuelvo a comenzar. Y así otro par de veces más, porque la noche y la cerveza que me he tomado con la cena me confunden.
Total, que tras ímprobos esfuerzos consigo rellenar la solicitud e imprimirla para poder ser presentada mañana. Afortunadamente no se me ha escachifollado la impresora. Si no, me da algo. Directamente.
viernes, 7 de octubre de 2011
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