Hoy ha sido mi primera clase de lenguaje musical, anteriormente conocido como solfeo. Debe ser un eufemismo, porque aunque ambas cosas sean iguales queda mucho mejor lo de lenguaje musical que lo de solfeo, amén de menos hiriente.
La primera lección ha consistido en aprender las notas y su posición en el pentagrama, cosa que me ha salido muy bien. Después, la duración de las notas y luego los silencios y todas esas cosas. Aunque lo que más me ha desconcertado ha sido que he tenido que elegir un instrumento para aprender solfeo. La guitarra parece que descuadra y como soy fácil de convencer, bien es cierto que para según que cosas, he tenido que elegir un instrumento de un ramillete que me han presentado.
Al principio opté por uno de viento, el saxofón, puesto que otros estaban ya cogidos. Pero al ver cómo le explicaba a una sufrida compañera cómo se tocan los instrumentos de viento me ha dado un que se yo que yo que sé y he decidido pasarme a la percusión, que creo que es más seductora e higiénica.
Ahora tan solo me falta comprarme un par de baquetas. Veremos a ver cómo acaba esto...
lunes, 17 de octubre de 2011
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Te veo también comprándote una batería. O un xilófono, en su defecto. Madre mía, madre mía.
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