Has analizado ya de donde viene tu lástima. Me compadeces porque soy inferior. Te equivocas de nuevo. Soy igual que tu. Siempre hemos estado un escalón por debajo, sin mayores pretensiones que ser agradable. Nadie te lo ha agradecido. Es tu obligación. Así te lo creíste. Y desarrollaste, como yo, esa inferioridad que sigues arrastrando. Incluso pareciste vencerla, pero sabías que era mentira. Todo ha sido mentira.
Haces una cosa mal a sabiendas de que te vas a arrepentir. Pero la haces.
¿Por qué te maltratas? ¿Por qué dejas que te maltraten?
A fin de cuentas ¿qué te diferencia de mi?
sábado, 9 de octubre de 2010
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