No sé cómo llegaste a mi vida, pero hoy te has ido. No has sido como otros, que lo único que han hecho ha sido fastidiar. Tu no, tu has estado siempre ahí, en silencio, apoyándome.
Es cierto que nos veíamos más bien poco, más que nada porque estabas en mi espalda y apenas hablábamos, pero sabíamos a ciencia cierta que nuestros destinos estaban unidos.
Pero hoy te has hecho mayor y he comprendido que debíamos seguir caminos separados. Por eso hoy me has dejado.
Sabes que siempre te recordaré.
Un abrazo allá donde estés...
viernes, 17 de diciembre de 2010
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