Mientras el principito proseguía su viaje, se iba diciendo para sí: "Este sería despreciado por los otros, por el rey, por el vanidoso, por el bebedor, por el hombre de negocios. Y, sin embargo, es el único que no me parece ridículo, quizás porque se ocupa de otra cosa y no de sí mismo.
El Principito. Antoine de Saint Exupery.
No hay cosa que llene más el alma que abandonarse.
domingo, 26 de diciembre de 2010
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