"La noche había caído. Yo había soltado las herramientas y ya no importaban nada el martillo, el perno, la sed y la muerte. ¡Había en una estrella, en un planeta, el mío, la Tierra, un principito a quien consolar! Lo tomé en mis brazos y lo mecí diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro... te dibujaré un bozal para tu cordero y una armadura para la flor...te...". No sabía qué decirle, cómo consolarle y hacer que tuviera nuevamente confianza en mí; me sentía torpe. ¡Es tan misterioso el país de las
lágrimas!"
El Principito. Antoine de Saint Exupery
¿Cómo evitamos que las flores se marchiten? ¿Cómo evitamos protegemos las cosas bellas?
¿Cómo salimos del país de las lágrimas?
domingo, 26 de diciembre de 2010
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