Entre el ajetreo cotidiano de esta época y las miles de cosas que tengo que hacer, se agradece el silencio de tus palabras.
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No pensaba que guardaras tanto rencor. Primero, te perjudica. Segundo, te hace quedar mal. Aunque es propio de tu condición. Bueno, de las dos...
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Aunque pudiera tener motivos para enfadarme no lo voy a hacer. El mundo, afortunadamente, no gira a mi alrededor. Ni me obedecería aunque yo mandara.
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Víspera de un examen oral en el que no sé lo que voy a decir. Tampoco me importa.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
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