Hoy ha quedado empíricamente demostrado que la caja rápida de un supermercado es la que va más despacio, lo que me ha permitido hablar con unas simpáticas ancianitas que se habían comprado la cena de nochebuena.
No hay día de nochebuena que no me tenga que pasar por el corte inglés.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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