Me informan de las novedades en las obras, consistentes en que casi está todo hecho, salvo los inevitables detalles de última hora que son los que, a fin de cuentas, le dan gracia a la vida y sentido a nuestra existencia. Espero que me dejen participar en la inauguración oficial. Si no quedo cohibido, claro.
o-o-o-o-o
Apago la tele. He subsistido este año a base de realities de post-adolescentes buenorros. Que ni están las neuronas para Shopenhauer ni los ánimos para faralaes. Pero al final se refugia uno en este sofá, paradigma de la comodidad a buen precio, de saldo, con su mantita a rayas de gran superficie sueca. Así aprovecho el invierno de San Marcos, el hermano primaveral del veranillo de San Miguel.
A ver el año que viene como me organizo. Me pregunto si no será tiempo ya.
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