Dormir mal implica tener mal día. No es que haya sido un mal día, pero he tenido toda la mañana esa sensación de aceleración en el pulso, esa inquietud por hacer varias cosas sin posibilidad de hacerlo, ese dolor de cabeza persistente que resiste pastillas y siestas.
Curiosamente, la tarde se la tomó libre, justo mientras ensayaba con la guitarra. El minueto está casi listo, solo queda pulirlo. Como si alguna vez se acabara. Ingenuo.
Sigo teniendo esa sensación de vacío y culpa.
sábado, 27 de abril de 2013
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