domingo, 21 de abril de 2013

La tarta de las tartas



En las imágenes adjuntas pueden ver, aparte de un sillón vacío, la que para mi es la tarta de las tartas, el séptimo arte de los postres, el final perfecto de un cumpleaños: La Tarta de Galleta.

La artífice de la misma es una suerte de joint-venture protagonizada por mi señora madre y su hermana, que es la que siempre me pica con la susodicha tarta. No obstante, han quedado en repetirla en futuras fechas cuando, espero, tenga más sentido.

Y es que se ven muchas tartas, todas ellas deliciosas. Heladas, adornadas, hechas de los pasteles más beatos, pero nada como la sencillez de la galleta mojada en café y brandy y crema de mantequilla, huevo y azúcar. 

Esta tarta siempre estuvo en mi subconsciente, ya desde muy pequeño. Recordaba el amargor de las pepitas de chocolate negro deshaciéndose en la boca. El sabor de la galleta suavemente bañada en esa mezcla prohibida para aquella edad, porque a veces uno es un adelantado a su tiempo. Recordaba su sabor, hasta que un día me reencontré con ella, por eso de los cumpleaños. Aquella vez me quedé sin entrante, pero la tarta me la quedé para mi solito.

La próxima vez que hable de ella espero que sea por haber heredado la receta familiar. Les mantendré informados.

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