Venía yo tan feliz, por la orilla de la playa, cuando una ola me pegó un revolcón inesperado. Conclusión: No te fíes de las agua mansas. Ni de las bravas. De ningunas.
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Parco en despedidas, parco en amaneceres.
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A veces me da miedo cuando la puerta es llamada, cuando un "¿Se puede?" llega a mis oídos. Señor, qué nueva catástrofe ahora.
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Ya llegó la invasión de todos los años, por la misma fecha más o menos. El eterno retorno, once more.
martes, 29 de octubre de 2013
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