¿Y si en el fondo me hubiera equivocado y esta prórroga no es más que un sufrimiento?
¿Quizá debiera empezar de nuevo? En el fondo, ¿no es lo que más me gusta? Está claro que disfrutar de los logros no es algo hecho para mí.
¿Y si después de tanto sufrir por ti, llorar por ti, quererte a ti... resulta que me olvido de ti? ¿Sería constitutivo de bofetada en la cara o simple gilipollez intrínseca?
¿Por qué estas preguntas siempre antes de los exámenes?
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