El personaje que describimos hoy es, sin duda, uno de los más abundantes en nuestra querida piel de toro. El tonto útil es un señor (o señora, que también las hay) que está tranquilamente en lo suyo hasta que es hábilmente captado/a por otra persona/o, que es la que se encarga de utilizarlo. Para ello, distinguimos dos fases: una de captación y otra de utilización.
La fase de captación suele ser la más delicada, pues si el tonto no es lo suficientemente tonto se puede ir todo al garete, con lo cual se pierde tiempo e inversión, teniendo que empezar de nuevo. En la primera fase, el utilizador tiende sus redes, físicas o virtuales, a ver qué pesca. Es casi como un ojeador de jugadores de fútbol. Una vez seleccionado, comienza la fase de preparación, en la cual el utilizador establece contacto con el tonto útil. Para ello, utiliza lisonjas y añagazas con las que nuestro agradable personaje intenta ganarse la confianza del tonto. Éste, que ya ha caído en la red, comienza una fase de adoración con su nuevo maestro como si fuera un Sith, constituyéndose una asociación indisoluble. Si todo tiene éxito, la identificación es total. Tan solo basta con sentarse a esperar.
Una vez finalizada con éxito la fase de captación, comienza la fase de utilización, en la que el tonto útil empieza la predicación de postulados de su maestro, mientras éste se sienta a disfrutar del espectáculo con una bolsa de palomitas. Es aquí donde el tonto útil se parte la cara por su maestro, quedando este último relativamente impune y a salvo.
Y si la cosa tiene éxito, pues se repite la operación.
domingo, 1 de julio de 2012
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