Recuerdo la Expo'92, esa bacanal de modernidad cañí de hace unos cuantos años. Entre los muchos atractivos que nos daban para visitarla estaba el hecho de que se había dotado al recinto de un microclima, consistente en unos pequeños aspersores de agua disfrazados entre plantas, de forma que si te situabas en la zona donde estabas quedabas inmediatamente refrescado. Cuando yo fui con el colegio, visita memorable donde las haya, no nos hizo falta, pues era mayo y no hacía demasiado calor, pero supongo que en los meses en los que el calor aprieta sí que sería útil.
La cuestión es que unos pocos años después el sistema se ha ido generalizando y ya cualquier terraza de tres al cuarto dispone de microclima, a base de agua pulverizada. Hay sitios en los que está mejor implementado, pero en Plaza Nueva han optado no por el microclima, sino por el manguerazo al estilo Camp Nou. El caso es que pasas y no es que te refresques, sino que sales duchado, porque los bujeros liberadores del agua tienen que tener un diámetro gigantesco, porque la gota, cuando te cae, te hace daño. Más de una mañana he visto al 061 por allí, atendiendo a un pobre turista que estaba tomándose un café. Pobres turistas, que les pasa de todo...
En fin, espero que por lo menos hayan cambiado la tapa por un sobrecito de jabón de ese que vale para el cuerpo y también es champú. Así, por lo menos, sale uno duchaíto de camino al siguiente monumento.
sábado, 14 de julio de 2012
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