De tanto retocar fotos ya se le queda a uno el vicio. Hay que reconocer que ha sido un trabajo arduo. Bien es cierto que no estoy demasiado conforme de todas, pero hay dos o tres de las que me siento especialmente orgulloso.
No deja de ser curioso como el hecho artístico se traslada de unos individuos a otros. Como lo que dice una escultura puede ser tan diferente para dos observadores, y quizá no tenga nada que ver con la idea original. Pero ahí está el misterio del arte, misterio al que uno se aproxima con temor y respeto.
Y no hay que olvidarse de las enseñanzas. Eso es lo mejor, pues quedará para siempre.
jueves, 19 de julio de 2012
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