Se supone que ya ha comenzado el descanso estival, aunque tengamos que mirar con el rabillo del ojo al correo electrónico o el teléfono. Y, a diferencia de otros años, no tengo esa sensación de alegría que suele invadir al ser humano en vacaciones.
Me siento cansado. Ha sido un curso complicado, en parte por lo que uno hace y en parte por lo que le hacen. Y ese es el problema del pasado, que no se puede arreglar, que ha quedado escrito con letras de vergüenza.
También es cierto que, a pesar de todo, uno se sabe cuidar. Me sorprende descubrir que no soy tan idiota como me creía, aunque ello me proporcione dolores de cabeza futuros. Pero bueno, ya se verá.
En fin, que vamos a descansar y luego Dios dirá.
domingo, 1 de julio de 2012
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