Día de tránsitos. De exposiciones largas y contundentes.
Cansado, volví a casa a medio día para volver a irme. Necesitaba tan sólo cinco minutos tumbado. Cinco minutos en los que ni siquiera dormí, pero en los que creo que mirar al techo me vino bien.
Mientras mis oídos cumplían su misión miraba al infinito. Sigo teniendo la idea de que no avanzo. No sé si se debe a un contubernio judeo-masónico o a mi inacción. Me siento sepultado en papeles sin sentido. No esperaba que fuera a acabar aquí. Pero es ahí donde estoy.
Vuelvo a casa. Llevo dos días esquivando a la guitarra, entre unas cosas y otras. Seguiré haciendo hora para ducharme y cenar y, como siempre, se me pasará. Alguna duda me asaltará y me perderé por el ciberespacio.
Eso es así. No dar más vueltas.
miércoles, 5 de junio de 2013
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