jueves, 4 de julio de 2013

Viernes

Aunque sea jueves. Día de mercado, con fruta, carne y huevos rotos. Porque por muy previsor que se quiera ser, si la cosa viene mal, pues viene mal.

Esperar en la charcutería. Jamón y queso como regalo. Yo creo que es lo más práctico porque, afortunadamente, se tiene de todo. Y los mejores ratos se pasan meneando el bigote. Así que, como nos sermoneaba el cura aquel, comamos y bebamos que mañana moriremos. Aunque nos lo decía para echárnoslo en cara. Pobres pecadores, qué será de nosotros.

La parada en la fruta es fundamental. Siempre gusta conversar, comprar sin prisa aunque se tenga. Porque hay ciertos sitios a los que hay que ir sin prisa. Es así.

Antes, paseo para hacer algo de tiempo. Guitarristas en la calle hacen que me muera de envidia. De envidia sana con un puntito de sal, para que escueza. Aunque siempre llego a la misma conclusión: Para lo que hago y lo que quiero, bastante llevo. Hay que asimilar las limitaciones. Para luego intentar batirlas. Como los huevos que se han roto.

Hoy también es domingo. Comeremos paella. Y, mañana, aparte de jardinero, seré chacha.

Un verano completo, oiga.

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