En el día de hoy, pinchado el jardinero de guardia, damos por finalizado el plan de actuaciones de emergencia.
Sobre todo, porque el pinchazo me ha dejado la mano izquierda tonta. Quizá en la punta se estaba recociendo bacterias de enfermedades varias y ahora están en mi mano, tramando maléficos planes de destrucción masiva. Nuevas enfermedades de las que yo seré el primer afectado. Siempre a la vanguardia. Como corresponde.
Y también porque las herramientas son una m.. digo, de una operatividad bastante reducida. No sé cuántas veces ha estado el serrucho para salirse y tropezarse con mi cara. Menos mal que llevo mascarilla. Y gafas. Bien es sabido que no es elegante pegarle a alguien con gafas.
Hay que reconocer, nos echaremos flores, que hemos convertido la noche en día. Sobre todo porque ahora por la noche entran las luces de la calle y el incandescente se funde con el negro del huerto, dando como resultado una atmósfera algo siniestra que el verano se encarga de difuminar. Porque el calor no es amigo de esas cosas. La pereza del calor.
Así que uno que da de mano. Si quieren mejores resultados, que llamen a un profesional del ramo. Bueno, de la rama.
domingo, 7 de julio de 2013
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