Hoy eres rubio de ojos oscuros. Apenas me conoces y ya me sonríes. Soy una cara nueva en tu vida, que apenas verás unos cuántos días mas, pero aun así me miras con atención, como queriendo traspasar mi cara y llegar a mi cabeza. Casi te oigo balbucir en mi cerebro, cuando ni siquiera sabes hablar.
Intentas hacer el mismo ruido que hago yo con la boca. Y lo consigues. Aprendes rápido. Tienes dos buenos aliados. En los brazos de una persona extraña miras alrededor, como preguntando para qué sirve cada cosa de ese extraño mundo al que acabas de llegar y del que pareces el centro.
Por un momento te pones serio. Te fijas en un papel en la desordenada mesa y alargas tu pequeña manita con tus pequeños deditos para cogerlo. Y lo sujetas en la mano, acercándomelo para que lo vea, convirtiendo entonces en efímera la gravedad del gesto de tu cara, regresando a tu estado natural.
Y es entonces cuando me miras, te ríes de nuevo y yo me pregunto: ¿qué mirarán tus ojos?
jueves, 6 de octubre de 2011
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