Salida mañanera doble hacia el autobus de la conciliación. Peggy y Gustava preguntan si los niños han venido solos. La primera en la frente.
Un señor nos advierte, a modo de Can Cerbero, de dónde vamos a entrar y de la importancia que tiene. Ese señor se apresta a ayudarnos cuando lo necesitemos, pero luego desaparece para no volver jamás y una señora empieza a pontificar sobre lo malos que son los hombres y la humanidad macha en general. Mis deseos, ya de por sí subterráneos, se esfuman. Cada día quiero más a mis extremidades. Tras hablarnos de que se busca el equilibrio en la balanza, cosa que yo como alma sencilla y de pueblo llano me creo totalmente, sigue poniendo ejemplos algo sesgados.
Descubro la palabra hembrista. No se cómo he podido vivir sin ella.
Un flash inunda la sala. Las múltiples leyes locales, automónicas, nacionales, internacionales e intergalácticas sobre la protección a menores a tomar viento en apenas unos segundos.
Sigue el pontificado, pero camuflado de encuesta en una pantalla plana. Se nos recuerda lo afortunados que hemos sido al recibir la visita de tan distinguido autobus y de las miles de personas que se han quedado sin él. Todos lloramos abrazados.
Y así finaliza el día.
martes, 14 de diciembre de 2010
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yo no quepo de gozo, al conocer esta nueva palabra. ¿donde ha estado todos estos años?
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