Seiscientos kilómetros, seis horas, un poleo y pocos grados.
Llegamos a la capital de las capitales. Bueno, casi. Ocho megas la delatan.
Frío y guerra. Culebrón aeroportuario. Obviamente, no pasa nada.
Me van a militarizar el blog. A ver si hay suerte y me meten en la cárcel. Por sedicioso...
sábado, 4 de diciembre de 2010
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