Desde pequeños nos hacen tener miedo. Miedo de fantasmas que castigarán nuestros días con sus penas. Que nos harán nuestro paso por el mundo un suplicio.
Y nos sentimos inseguros. Nos vemos frágiles ante un futuro incierto. Pequeños.
Pero luego vamos creciendo y algunos fantasmas no parecen tan grandes como antes. Otros dan menos miedo. Y hay otros que se avienen a pactos, que son sobornables o que tampoco estorban tanto. Te das cuenta de que te han mentido para hacerte crecer mas feliz y al final te convierten en un esclavo de esos temores que nunca llegan, porque los has esquivado o porque te has unido a ellos y te has hecho más fuerte.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
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