A veces me pregunto si los caminos que he elegido son los correctos. Andar por la vida es difícil, mucho más cuando no se tiene un mapa. Pero no queda otra que seguir adelante y andar hasta que recorramos todo lo que nos queda.
Hay caminos que cogemos con ilusión, pero que se agotan enseguida. Caminos que hacen que andar se vuelva cada vez más difícil, bien porque son cuesta arriba, bien porque se vuelven estrechos o están llenos de obstáculos. Siempre nos empeñamos en no dar la vuelta, porque nuestro orgullo nos hace pensar que nunca se debe volver atrás, pero al final es la única salida que nos queda. Volvemos al mismo cruce de caminos, con el alma un poco resentida y con algo de equipaje en nuestra mochila.
Hoy tengo la sensación de que me he equivocado en mis caminos. Desde hace tiempo vengo rumiándolo, pero quizá hoy me he atrevido a preguntármelo. Me gustaría tener un mapa en esos momentos, en los que el camino está rodeado por verdes praderas y todo parece maravilloso. Me gustaría saber hacia dónde llevan esos caminos que parecieran decir, ufanos, que tienen todo lo que esperamos de ellos.
jueves, 26 de enero de 2012
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