jueves, 5 de enero de 2012

Expedición gatuna II

De repente nos hemos parado y me he encontrado, sin saber como, en la llamada veterinaria. Me han sacado de la cesta y se han puesto a tocarme la pata. Tras una discusión me han dicho que me la he torcido. ¡Serán tontos estos humanos! ¡Pues claro que me la he torcido! Yo no sé la fama que tienen, aunque hay que reconocer que por lo menos me dan bien de comer. Luego me han dicho que estoy fuerte, que soy una especie de George Clooney de los gatos o algo así. No me hagan mucho caso porque no estoy muy puesto en ello. También me han dicho que estoy muy guapo. Luego me han puesto una inyección que me ha dejado algo raro, la verdad, pero que me ha venido bien para dormir otro ratito.

Al salir me han paseado por la calle. Hay gente rarísima, con cabezas brillantes y que van como en cosas que vuelan pero por el suelo. Otra gente con unos vestidos con colores muy llamativos, un verde muy raro...

El caso es que ya me estaba empezando a acostumbrar cuando me han metido en un sitio que se llama parking con un montón de cosas grandes donde la gente se mete dentro. Ford, creo que les llaman, aunque también se llaman Citroen o Seat. Yo no sé como mis amos se aclaran. Si yo tuviera que montar todas estas trapisondas para ir a un sitio donde me dicen algo que yo ya sé me moría, sinceramente. El caso es que nos hemos metido en el Ford o Citroen o lo que sea camino de casa.

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