No sabría expresar mis sentimientos. Es mentira, en realidad sí sé, pero me da miedo. Los he pensado y repensado muchas veces a lo largo del tiempo y son claros. El tiempo siempre ayuda a las perspectivas.
Sufrir una amputación siempre es difícil, no creas. Lo es para el brazo que se va, pero también para el cuerpo que se queda. Éste se tiene que acostumbrar a la nueva situación y ello conlleva un tiempo, un espacio. Y siempre queda cicatriz, para que no nos olvidamos de que alguna vez tuvimos un miembro que ya no está.
El dolor siempre existe, es compartido por los dos trozos que se separan. Y siempre va a estar ahí. Con el paso del tiempo se calmará y, en el futuro, apenas será un pinchazo que nos recordará aquel tiempo en el que...
Aunque siempre se curará el cuerpo y, en algún caso, el alma.
jueves, 26 de enero de 2012
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