jueves, 5 de enero de 2012

Ya vienen los Reyes

Esta tarde he hecho algo que creo que no he hecho nunca, o al menos no recuerdo: ir a ver la Cabalgata de los Reyes Magos. El objetivo fundamental no es verlos, sino llevarse un buen botín de caramelos. Para ello, es importante ubicarse correctamente, en un lugar donde no haya mucha gente. No conviene tampoco situarse cerca de personas mayores pensando que no se agacharán a recoger los caramelos, ¡Craso error! Los problemas de cadera, espaldas y articulaciones desaparecerán como por arte de magia al ver la posibilidad de coger algo gratuito.

Una vez elegida la ubicación, hay que llamar la atención del arrojador de caramelos. Con un ¡Aquí, aquí! con gracia la cosa suele ser suficiente. No obstante, es preciso observar alguna que otra regla. Por ejemplo, no es conveniente tirar caramelos al rey mago para que se de por aludido y arroje caramelos a la multitud. Yo mismo he visto esta tarde un rey mago agredido por la ira de los observantes de la cabalgata. Tampoco es conveniente insistir mucho cuando la cabalgata está parada, pues hay una norma no escrita que dice que en esta situación no hay que lanzar caramelos. Lo digo más que nada para no fatigarse con el ¡Aquí, aquí!

Pero, sin duda, lo más importante es observar el momento en el que la mano del Rey Mago se acerca a la bolsa de caramelos, o en su defecto el receptáculo donde se hallen, y procede al lanzamiento en sí de los sabrosos dulces. Es en este momento cuando todos los conocimientos de Geometría deben ser aplicados por el recogedor de caramelos, y que éste debe prever dónde se efectuará el aterrizaje y lanzarse a la recogida del mismo, sin importarle nada su integridad física o la de los demás. En este momento vale todo y es cuando entra en juego el cuerpo a cuerpo, la lucha por el caramelo es cruda y terrible.

Otro aspecto importante es, sin duda, el almacenaje provisional de los mismos. Pudiera ser un bolsillo, pero si las habilidades cogedoras son grandes pronto se llenarán. Es por eso por lo que resulta interesante llevar una bolsa o similar, que bien puede servir para un almacenaje definitivo de los mismos, de cara a su consumo en los 365 días siguientes, 366 si el año es bisiesto.

Espero que con estos sabios consejos fruto de mi experiencia vespertina, sean capaces de triunfar en las cabalgatas de sus respectivos pueblos o ciudades.

1 comentario:

  1. Vd. no parece contemplar la posibilidad de que la cabalgata en sí no arroje caramelos, o los arroje con el procedimiento del cuentagotas. En mi pueblo, se lo juro. Quizás es que los malgastaron al principio. El año que viene, la cabalgata de la República.

    ResponderEliminar