jueves, 12 de enero de 2012

Realismo

El caso es que está uno tranquilo, en casa, con el portátil entre las piernas haciendo de gato y, de repente, oye ruido como de pelea en la tele. Te da por mirar y te encuentras a unos romanos dándose de tortas y clavándose cosas y casi que te salpica la sangre en el salón. ¿No podrían ser más comedidos?

Ay, qué gente.

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