Yo pensaba que mi máxima cota de bajeza la alcancé cuando pegaba carteles de muñecas con coletas a las 8 y media de la tarde.
Pues bien, ayer me vi arreglando una cisterna en un hotel ajeno a la una de la madrugada.
¡Superen eso!
sábado, 19 de febrero de 2011
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