Mal tiempo durante demasiado tiempo. No se si es una metáfora de ciertas vidas o una sutil ironía meteorológica, pero llueve, hay niebla y los planes hechos de derrumban como gigantes con pies de barro.
Me siento orgulloso de como los pequeños árboles se van haciendo cada vez más fuertes y en cierto modo me apena tener que dejar de abonarlos, dejar de ser jardinero, abandonar su paraíso particular para volver a otros árboles quizá menos apetecibles, debiendo conformarme con disfrutar de lo ya criado de tiempo en tiempo, justamente cuando florecen y dan fruto.
La niebla envuelve las montañas con papel de arroz, que deja pasar la claridad pero no la forma. No acabamos de descubrir lo que tenemos enfrente hasta que retiramos el papel. Y a veces nos queda demasiado cerca como para podernos defender planificadamente.
Llueve sin ganas, como si nevara, con gotas que no mojan pero que te calan la piel.
Tan cerca de las nubes y tan lejos del cielo...
miércoles, 26 de enero de 2011
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