Me levanté esta mañana, miré al cielo y lo pensé. En apenas veinte minutos se hicieron realidad mis pensamientos. Pequeños paracaidistas de color blanco caían del cielo, primero a decenas, luego a cientos y al final a miles. El suelo naranja chillón de las baldosas de la terraza todavía va ganando. Una pequeña tregua.
Ahora caen copos cada vez más grandes. El naranja lucha contra el blanco de la nieve, que no quiere rendirse.
Los niños salen a la calle y ponen cara de nieve. Pareciera que la Navidad vuelve por unos instantes a sus ojos. Gritan de alegría. ¿Qué tendrá la nieve, que hace que nos olvidemos del frío?
Mis oídos captan ese sonido que solamente se oye cuando se alfombra el suelo de blanco.
En una palabra, nieva.
domingo, 23 de enero de 2011
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Me encanta!!! Cada vez escribes cosas más bonitas.
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