Apenas llevamos doce horas de otoño y el agua ya cae del cielo. La tarde está oscura y las nubes, de color de plata, reclaman su lugar en el cielo, dejando al sol tomar un descanso.
Cae mansa la lluvia sobre el blanco alféizar de mi ventana, dejando el poso de la tierra que rodea el pueblo donde vivo. Al impactar sobre el suelo, salta en mil pedazos a su alrededor. Unas gotas morirán en el piso de abajo. Otras vivirán para siempre en mi ventana. Y otras saltan sobre el cristal que me separa del exterior, formando un esmerilado que transforma la realidad de fuera que entra en mi cuarto.
Hoy ha llovido por primera vez. Ya toca la melancolía del otoño.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario