A propósito de una situación cotidiana, como es ver a un señor sentado en un sofá en medio de la vía pública y dejando al margen sus interpretaciones filosóficas, pienso que a veces la cosa humana es capaz de alcanzar tal grado de indiferencia hacia sus semejantes, tanto del sentado a los que se mueven y viceversa, que cualquier gesto por estúpido que parezca puede verse como un espectáculo.
Realidad no virtual sentado en un sillón de orejas bastante feo.
sábado, 1 de enero de 2011
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