Se ha ido la semana casi sin sentir, como arena entre los dedos, que erosiona pero no se queda, que quema y deja cicatriz. Muchas obligaciones y poco tiempo para llevarlas a cabo, siempre lo superficial sobre lo que permanece, siempre la anécdota sobre la historia, siempre las hojas, nunca el rábano.
Hay momentos en los que no puedo más, en los que todo me parece hostil, vacío, inútil. Me siento impotente, arrastrado por una fuerza contra la que no puedo luchar, a pesar de que antes lo hacía. Tan solo me queda la música y el incuestionable hecho de que mañana volverá a salir el sol.
Pues menos mal que no es usted profesor de lengua y literatura. Si no iba a ver usted.
ResponderEliminarMe declaro adepta a tu blog. Deseando leer una nueva entrada, definitivamente reitero lo dicho, este blog me recuerda al diario de un poeta, tiene magia.
ResponderEliminarMe declaro adepta a tu blog. Me reitero en mis palabras, siento estar leyendo el diario de un poeta. La magia está latente. Esperando nuevas entradas.
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