sábado, 9 de marzo de 2013
Gatuperios
Al menos se distrae uno con cosas mundanas, como ponerle suero a un gato. Porque, para ponerle un punto cómico a la situación tenemos a los dos gatos malos. Primero, el presunto macho. Lengua en mal estado, quizá por la ingesta de alguna planta errónea en el huerto. Purgatorio adicional. Noche con suero en la clínica veterinaria y mejoría. Triunfal vuelta a casa el viernes por la noche. Y recibimiento por parte de su hermana, que pese a la antipatía, mejor miedo, que nos tiene esperaba en la puerta del patio, maullando. Es enternecedor ver a los animales. Casi me gustan más que las personas.
Me da por observar a la gata y presentaba los mismos síntomas que el gato, pero algo menos acentuados. Mientras yo hago guardia en casa, la presunta gata es trasladada a la misma clínica que su hermano, con el diagnóstico ya señalado. Decretamos que continúe el aislamiento impuesto la noche anterior.
Por la tarde, tras la comida, procedemos a la hidratación cuadrúpeda. Hay que inyectarle suero, y para ello la veterinaria nos proporcionó una botella de suero gatuno y una jeringa que quita el hipo, así que imagínense la reacción del noble gato al verla. Si es con la pipeta desparasitadora, de tamaño infinitesimal, y sale corriendo... claro que esa no se inyecta.
La veterinaria suplente comienza los preparativos, buscando el lugar propicio para la banderilla. El gato se deja hacer, no sin cierta desconfianza. La punta de la jeringa atraviesa la piel y su contenido entra poco a poco, hasta que se vacía. Se extrae el Roccoinvento y el gato sale disparado en la dirección contraria, como perfecta aplicación de la Tercera Ley de Newton. Preparamos la segunda puya, con vitaminas en este caso, pero tras una negociación entre sus uñas y mis manos decidimos dejarla para mejor ocasión. Se descubre, experimentalmente, que el máximo de suero inyectable a un gato es de 50ml.
Lo trasladamos a casa y lo observamos toda la tarde. Parece que sigue bien, pero ahora es el turno de otro enfermo.
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Esto ya no es normal, parece cosa de brujas!!!! Dios, qué desespero más grande hijo mío, te compadezco!!!
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