viernes, 1 de marzo de 2013

El médico

Hoy ha tocado visita médica. La verdad es que ya me he recuperado pero, al despertar, me da como un cosquilleo que me hace toser. Hubiera ido al médico en su momento, pero está uno tan liado que no tiene tiempo. En fin, esperemos que el resfriado no haya anidado en los pulmones.

El médico aún no ha venido. Pienso que si ya me hubiera cambiado de compañía estaría navegando por Internet, pero aprovecho para preparar esta entrada. Ventajas de tener un blog, aparte de lo que se ahorra uno en psicoanálisis. La gente espera pacientemente. A pesar de ser puente hay bastantes personas esperando, sobre todo mayores. Hay dos señoras que están actualizando su estado de viva voz, interviuvándose mutuamente sobre maridos, hijos y dándose trucos de lavado con Norit. Y es cuando entra en escena el médico, de forma apresurada porque llega tarde. Y se hace un silencio reverencial e, incluso, admirativo.

Quizá debiera usar bata blanca. Me respetarían más. A fin de cuentas un médico se respeta porque te cura. Si se trabaja en una guardería, como yo, pues lo más que se puede sentir es lástima. Sobre todo tal y como está el panorama.

Entra el primer paciente. Es viejo conocido, por un afectuoso ¿Cómo estas? La pena de vivir donde vivo es que no da tiempo a tener un médico que te conozca, que sepa de tus enfermedades y alergias. El de hoy es el nuevo médico familiar. Ciertamente ya ha tratado a todos en mi casa, incluso a mi, una vez un viernes hace mucho. Claro que tener un médico que te salude así es síntoma de que se visita mucho, y no se yo si eso es bueno. Prefiero que me conozcan en la panadería. Es más sano. Y nutritivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario