Siempre me provocan tristeza, incluso cuando suponen el fin de un castigo sufrido.
Antes, cuando me autoengañaba pensando que algún día no sería yo, las despedidas eran momentos inciertos, momentos en los que la palabra adiós podría significar el verdadero fin, como una carretera cortada en seco. Hoy he aprendido a ver el desvío tras la señal que me indica el final del camino. O simplemente doy la vuelta por donde vine, pensando en el camino por el que discurrí y que ya se agotó.
Aún así hay veces que las despedidas se hacen insoportables, en las que tan sólo te queda ver, apoyado en la valla que te frena, como el sol se pone en el horizonte y te lamentas porque la luna esa noche no brillará para ti.
Y no te calma saber que ese lugar todavía existe en algún rincón del mundo o de tu corazón. Puedes volver, pero no sabes si alguien te estará esperando. Y es eso lo que te preguntas un poco antes de que la palabra adiós retumbe en tus oídos.
jueves, 25 de agosto de 2011
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Justo antes de esa palabra "adiós" en su eco se puede apreciar el significado de todo lo pasado, la belleza del paisaje que quizás no disfrutaste lo suficiente, y sobretodo la presencia de esa persona que se hace incierta en el futuro, justo antes, justo enconces, todo comienza en dejar de ser un sueño para vovlerse realidad, llega el momento y todo lo que queda es ver al Sol esconderse, o iluminar una mañana sin color a tu alrededor. Y no poder expresar nada más que un simple "adiós" porque sabes que si lo intentas acabarás atrapado en un juego infantil que hace desear lo que ya no puedes tener y con lo que tan solo podrás soñar las noches de después, esas en las que la Luna no brilla, y las estrellas han muerto para tus pupilas.
ResponderEliminarJoerrr!
ResponderEliminarSí "joer!" es algo que se piensa justo despues de "adiós".
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