Se bajaron del coche, tras deambular un rato en el mismo por culpa del gps, contagiado del nublado del día. Se echaron la cámara al cuello y se dirigieron a la zona sugerida. Al final llegaron y vieron dos casas con piedra en la fachada. La iglesia estaba descampanada pero embalconada. Buscaron la atracción de la localidad, pero los lunes ya se sabe. Estaba cerrada.
Acabaron la visita comprando comida para unos gatos ajenos. Pérdida de pan y gato a sabiendas.
Esperemos más suerte en el próximo pueblo.
lunes, 22 de agosto de 2011
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