lunes, 22 de agosto de 2011

La tarde

Son las siete. El barco de lo otra isla está casi a punto de llegar.
Muy cerca de allí, el la bahía, todo fu alegría. La gente pasea por el espigón, pesca con la caña el los riscos de las rocas, aprovechan los últimos rayos de la tarde para bañarse en la bahía.
Son las fiestas del pueblo. La gente está feliz, pasea de la playa a su casa, para arreglarse para la verbena.
Huele a mar. El oleaje golpea el hormigón del disque. Los turistas contemplan el espectáculo. Hacen fotos. Otros pasean. Pasean solos, en pareja, en familia.
Llega el barco. Una procesión de coches sale de la su boca camino de otros lugares de la isla. No parece acabar nunca, huyendo del puerto cada vez más iluminado por las luces de la feria.
También es mi hora de irme. Me despido de ese lugar, soñando con volver algún otro día. Feliz por saber que existe.

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