Leo en la prensa la suspensión de la convocatoria de oposiciones en Andalucía, apenas a dos meses de que se celebren los exámenes. Y lo primero que se me viene a la mente es que este es un país de pandereta.
Con tal de hacerse la puñeta, las distintas administraciones hacen lo que les conviene, para que les voten (o les dejen de votar) sin importarles el esfuerzo que tienen que hacer los aspirantes a una plaza. Gente que estudia de sol a sol o bien que trabaja por la mañana y por la tarde, después de recoger los cacharros, se pone a hincar los codos. Lo sé muy bien, porque hace no mucho yo estaba como ellos. Con nervios, tensión, incertidumbre por saber si podría o no seguir trabajando en lo que realmente me gusta.
Primero unos, sacando una oferta de empleo a sabiendas de que se estaban colando y luego otros que, si tenían pensado recurrir, debieron haberlo hecho mucho antes, pues no se debe jugar a ser Dios. Ni tampoco con el sacrificio de los aspirantes.
Y aquí estamos, corriendo delante de la tijera. Y rezando para que no nos pinche.
viernes, 20 de abril de 2012
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Este es un país de gilipollas, en el gobierno y en la oposición.
ResponderEliminarpues corra, corra que Don Mariano Manostijeras vuela.
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