Hoy he comido por primera vez en un vegetariano. La verdad es que era un vegetariano un poco traidor, porque tenían pollo de segundo. Eso sí, con tomillo, para disimular un poco.
Nunca se para uno a pensar en que se pueda hacer una comida sin carne, sin ni siquiera el mal menor del pescado. Pero hoy ha quedado demostrado que sí.
El primer plato ha resultado de lo más tradicional, pues eran judías pintas con verduras. Lástima de tuper de bacon y chorizo ausente. No obstante, muy ricas con las espinacas. Hubiera mejorado con arroz. Lo sugeriré a la salida, y no me refiero a la camarera.
Pero la verdadera sorpresa ha venido en el segundo. He decidido dejar de lado la opción segura de los espaguetis a la crema de champiñón o del pollo para sumergirme en una nueva experiencia gustativa basada el el tofu. Un poco receloso al principio, al probarlo no he quedado decepcionado. Posiblemente, la pregunta que se harán será aquella de ¿A qué saben las nubes... Digo, el tofu? Pues, sí les soy sincero, no lo se. Pareciera una especie de queso de burgos, pero con más consistencia. El caso es que me lo he comido y, dos horas después, aún sigo vivo. Con lo cual ya sé que ni es venenoso ni soy alérgico. El plato venía acompañado de otras verduras y cus-cus, lo que le daba un toque étnico a la cosa.
Pero bueno, que se lo recomiendo. Por cierto, un McDonalds ¿No sabrán ustedes por donde queda, no?
lunes, 30 de abril de 2012
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