No es la primavera propicia para ser un héroe, cuando el calor del sol empieza a apretar y las horas de luz desafían al reloj.
Por fin comprendiste lo trasnochado de tu papel, lo imposible de tus aspiraciones. Comprendiste que luchar ya no te servía de nada, cuando la partida no se puede ganar. La sombra de esa gloria que se busca y que creíste ver cara a cara no fue más que el espejismo de tu propia capa.
Es por eso por lo que la primavera te trae malos recuerdos. La primavera de antes de aquél verano, en el que el sol iluminaba tus días y la luna te acompañaba en las noches. Aquél tiempo que fue feliz porque realmente lo fue, pero efímero como el agua que se evapora por acción del sol, de ese sol que te engatusaba.
Por eso ahora prefieres el invierno, con su frío y sus nubes. Con sus noches cortas en las que la luna no siempre se asoma a ver cómo estás, porque se siente culpable, porque no es tan orgullosa como el sol y sabe que te hizo mal. Prefieres el agua pura que cae del cielo, o la nieve que tapa tus recuerdos, que los vuelve blancos y permite que te olvides de ellos por unas horas.
Claro que el invierno tiene días de sol, pero son los menos. Y oyes cantos de sirena, aunque sea en otro azul. Pero sabes que son mentira, porque remueven tus recuerdos entre la nieve. Aun así te gusta recibir la caricia del sol, quizá para recordar mejores tiempos. Quizá para que nunca se te olvide la herida que te hicieron.
domingo, 22 de abril de 2012
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Un consejo: escriba Vd. de su pasado, pero escriba hacia adelante.
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