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Con permiso
¡Qué triste que las mujeres ya no nos puedan engañar!…cada acción, frase, llanto, sonrisa, silencio, alegría, venganza, huida, etc. Ha sido replicada miles de veces… y ha generado un patrón común… es ese estado de honestidad forzada, de verdad sentimental, de riqueza estadística, el que impide el avance de cualquier amor…las conductas no enamoran ni bailan, se adecuan a la insensible horma, se ha perdido la fragilidad y el riesgo… todo es frío y aburrido, como una exitosa compañía de seguros…
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