- No es menos cierto que así soy más libre, pero he de reconocer mi inmensa soledad. La soledad ante lo desconocido, el miedo al blanco. Pero no te queda otra que vencerlo, empezar a emborronar, buscando que quede más entero. O simplemente que quede. Sentir que tus pensamientos te acompañan, aunque puedan traicionarte. Ya no es como antes, cuando no se estaba solo, cuando el taller no lo poblaban las cosas, sino las personas.
+ De todas formas, todos estamos así. Al enfrentarnos al blanco, como tú dices, estamos solos, pero formamos parte de una hermandad, la hermandad de los que están solos, de los que vencen el miedo y se embarcan en la creación. Pensamos en que hay gente como nosotros, haciendo lo mismo, con nuestros mismos miedos e inquietudes hacia lo desconocido. Pero de todas formas no deja de ser curioso que, en la época de los medios de comunicación casi infinitos, a la hora de a verdad, haya desaparecido el contacto humano y crear se haya convertido en el acto íntimo y solitario que es hoy en día.
sábado, 19 de mayo de 2012
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