sábado, 13 de noviembre de 2010

Despertar

Entraba la primera luz de la mañana y un rayo de sol se ha posado en tu cara. Tu le has correspondido con la luz verde de tus ojos y la profundidad del negro de tu pelo. Te has movido ligeramente y has hecho que me despierte. Traviesamente, me has dado los buenos días con esa expresión, entre burlona y sincera, que sólo tú sabes poner.

Te has levantado lentamente de la cama y te has ido a la ducha. Saliste envuelta en un blanco albornoz, algo raído pero suave, y el vaho a tu alrededor te convertía en más angelical de lo que ya eres.

Me has hecho bajar por el pan recién hecho y, mientras preparabas las tostadas, hacíamos juntos el zumo de naranja de los sábados. Me has comentado que qué plan tenía para hoy.

¿Te parece poco vivir contigo?

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