Vivir rodeado de curvas tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Las ventajas suelen ser escasas aunque altamente satisfactorias, pero de efectos secundarios impredecibles. Y yo, a pesar de ser experto en jugar con fuego, no me atrevo a padecerlas. Soy un insensato prudente, a pesar de tener solamente 11 años de carnet de conducir.
Los inconvenientes son numerosos y, como las ventajas, altamente peligrosos. Tomar una curva a más velocidad de la debida puede ser mortal, puedes salirte de la carretera y acabar en una cuneta sin apenas darte cuenta. A menor velocidad tampoco son seguras, porque hay quien te puede adelantar a pesar de lo peligroso que resulta. Si nos metemos en otras consideraciones, no acabamos nunca.
Observaremos y contaremos. Prometido
sábado, 13 de noviembre de 2010
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