Ni media hora de gracia. Menos mal que todo se ha resuelto. No se pueden dar margaritas a los cerdos. A veces, ni bellotas.
Por lo demás, normalidad de lunes. Agua, cuerda, grasa subcutánea y mercadona.
Y cada día estoy más bueno, aunque está mal que yo lo diga. Pero la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
lunes, 8 de noviembre de 2010
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