No deja de ser curioso como las palabras toman sentidos según quien las interprete y como se interpreten. Lo que suele ser genial es que todos esos sentidos sean mentira.
Esto demuestra que las palabras, en si mismas, no son malas. ¿No hay nada que nos sirva para describir lo que pasa con objetividad? Si los matemáticos hemos podido librarnos de la subjetividad del lenguaje humano ¿puede la realidad librarse de la subjetividad el entorno cotidiano? Supongo que estamos condenados a ser subjetivos, a que distintas interpretaciones nos condicionen y a que la sombra de los malos entendidos planee por nuestras vidas. ¿Qué sería del mundo del corazón si no?
PD: Hounted. At least, I think so. Tampoco es nada del otro mundo, pero bueno, me hace ilusión. Ya sé que te va a dar igual...
domingo, 14 de noviembre de 2010
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¡Que dificil que es la comunicación! Si cuando usamos las palabras estamos sometidos a esa subjetividad
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